miércoles, 15 de julio de 2009

Terror Infantil

"Ven ahora y sin temor, niño, que no nos mostraríamos ante ti si tuviéramos intención de atraparte y arrastrarte a lo más profundo del bosque”
Con este pasaje, el poeta americano Kenneth Patchen refleja a la perfección hasta donde podemos llegar con nuestros temores. La propia negación del mal, nos deja entrever que el mal oculto, es mayor si cabe que lo que en un principio podíamos sospechar.
Desde Susurros, te invitamos a que nos acompañes en este terrorífico viaje al interior de tu propia alma. Te sorprenderás de lo que allí vas encontrar.
El temor a lo desconocido, las pesadillas nocturnas, los miedos infantiles son tan antiguos como la propia humanidad, pero al igual que esta han evolucionado y seguramente poco o nada, tengan que ver con las pesadillas que tenían antaño los niños de las cavernas. El famoso fotógrafo Joshua Hoffine, ha realizado un fantástico trabajo en el que recoge los miedos más universales de la infancia, sus fotos, son las que no ayudan a ilustrar hoy este curioso reportaje.
Hablar de los miedos infantiles es fácil, lo realmente difícil es reconocer que es un tema que a todos nos abre una puerta, una puerta que teníamos cerrada en nuestro subconsciente, la puerta a los fantasmas del pasado y que a pesar de ya no ser niños, nuestros temores siguen viviendo en lo más profundo de nuestra alma y ahora, resurgen con mucha más furia que cuando éramos inocentes criaturas, pequeñas y pequeños que nos tranquilizábamos simplemente con la tierna caricia de nuestra madre y las palabras de consuelo de nuestro protector padre, cuando entre sollozos, despertábamos recordando algún cuento de malvadas brujas.
Los payasos, algo que racionalmente está concebido para la diversión y el entretenimiento, sigue siendo a día de hoy una de las mayores causas de miedo infantil, además es uno de los numerosos traumas que solemos llevarnos con nosotros a la madurez. Para el escritor de novelas de terror Rampsey Cambell, la causa de este miedo tan generalizado está clara: “Lo que asusta a los niños es lo extraño, lo desconocido. No es el payaso en sí mismo, sino el hecho de que, lo mires por donde lo mires, y en la situación que sea, siempre sonríe. Entonces los críos intuyen que algo va mal, esa sonrisa es algo anormal y seguramente algo terrorífico se oculte tras ella.
Otro de los temores que acogemos durante la infancia, y que más nos acompaña a lo largo de nuestra vida, es el temor a mirar bajo la cama. El paso de los años no es capaz de conseguir eliminar de nuestra mente que cada vez que tenemos que mirar bajo la cama, un escalofrió nos recorra todo el cuerpo y el vello de la espalda se nos ponga de punta. Irónicamente, hace ya algunos años una empresa americana dedicada a la mueblería, anunciaba sus novedosas camas canapé ofreciendo además de un reconfortante descanso, la imposibilidad de que algo o alguien se ocultasen bajo ella.
Los niños continúan teniendo los miedos más primitivos, el terror a las arañas y a las serpientes, a los sótanos, a los fallados, a los armarios cerrados o la otra dimensión que se puede ocultar en su interior, pero esto, como decía al principio, también evoluciona con la sociedad. Un estudio realizado por Joy Burnham, investigador de la Universidad de Alabama, demostró que los niños han introducido nuevos temores al ya de por si amplio repertorio de miedos infantiles, el temor a ser raptados o a ser víctimas de un ataque terrorista, se colaron en el ranking de los diez más comunes entre niños de 9 a 12 años de edad.
Encuestas de la BBC y Newsround realizadas a mil niños y niñas británicos de entre 6 y 12 años, desvelaron que el 40% sentía un gran temor a que sus padres pudieran perder sus puestos de trabajo.
Como sabemos, la mayoría de miedos están relacionados con el propio hogar, en definitiva, ese es todo el mundo que conoce un niño pequeño, la imaginación lleva a los más pequeños a sentir temor incluso, a la hora de abrir la puerta de la nevera, o el miedo más universal entre los críos, el miedo a la muerte de su madre.
Cuando los niños comienzan a ir al colegio, a relacionarse con sus nuevos amigos, su nivel de conocimiento aumenta tan rápidamente como sus temores, el miedo a la sangre, al canibalismo, al demonio, a feroces animales o a algo tan simple como desaparecer, a ser literalmente tragado por la tierra, y por supuesto… el payaso, el burlón de nariz colorada sigue ahí, con esa extraña y diabólica sonrisa, pero ahora ya no está solo, ahora juega con sus compañeros en la función sin fin de un circo macabro, y se ríe, se ríe y nos susurra… “Ven ahora y sin temor, niño, que no nos mostraríamos ante ti si tuviéramos intención de atraparte y arrastrarte a lo más profundo del bosque”

1 comentario:

  1. Hola
    La verdad me parece muy interesane su reportaje, las imagenes de verdad que dan miedo solo algunas que eran un poco pequeñas.
    Me parece muy interesante como van retratando los miedos de la infancia que se quedan con nosotros a lo largo de toda nuestra vida, hasta que somos capaces de enfrentarnos a ellos y vencerlos.
    muy buen reportaje, muy buen blog.

    Iris.

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“¿Qué miráis vosotros? No sois más que una pandilla de cretinos. ¿Y sabéis por qué? Porque no tenéis huevos para ser lo que quisieráis ser. Necesitáis personas como yo, necesitáis personas como yo para poder señalarlas con el dedo y decir: “Ése es el malo”. Y eso ¿en qué os convierte a vosotros? ¿en los buenos? No sois buenos. Simplemente sabéis esconderos, sabéis mentir.
Yo no tengo ese problema, yo siempre digo la verdad, incluso cuando miento digo la verdad. Así que dadle las buenas noches al malo. Es la última vez que vais a ver a un malo como yo.”

(Al Pacino "Scarface")