jueves, 14 de mayo de 2009

La Copa de la Vergüenza

En mi post anterior, comentaba que hacía años que había dejado de ser “fan”. Entre los varios motivos que me llevaron a abandonar esta práctica de enfervorizado éxtasis masivo, creía que estaba la edad. Sólo hay que ver a las y los quinceañeros que lo dejan todo, incluso la decencia, por estar cerca de sus ídolos. Además hoy en día, en la mayoría de casos son ídolos prefabricados para mayor gloria del representante de turno. Véase casos como Sony o Disney y sus grandes estrellas Hanna Montana, Jonas Brothers o el High School Music, vamos, peritas en almíbar.
Otra cosa bien distinta es el mundo del fútbol, aquí no estamos hablando de niñatos o de gente inmadura, aquí hablamos de hombres hechos y derechos, vamos, que son tan hombres, que si te metes con los colores de su equipo del alma, te juegas como poco, un navajazo en el costillar.

Es increíble ver como se puede llegar a admirar tanto a unos tíos mega millonarios, que se dedican a hacer algo por lo que otros hombres incluso tienen que pagar (tengo conocidos que para poder jugar al fútbol de veteranos, pagan una cuota mensual para el mantenimiento del campo). Pero esto no es todo, luego se pasean con sus novias, vividoras cantantes o modelos o ex cantantes y ex modelos, en sus flamantes coches de lujo, regalo de algún concesionario para mayor gloria de la marca. Eso sí, si el partido sale mal es culpa del árbitro, o del campo, o de lo apretada que está esta temporada, o de las bajas imprevistas, pero coño; que a cualquier persona en su trabajo lo despiden por muchos motivos que pueda dar para no cumplir con lo que se espera de él, que además es por lo que percibe un sueldo.
Lo lamentable de este deporte/negocio, o del negocio que hacen con lo que antaño fué un deporte, es que esas astronómicas cifras que cobran mensualmente los jugadores, las pagan los trabajadores y parados de este país. Con toda la que está cayendo, con la crisis galopante que estamos sufriendo, los campos de futbol están a rebosar todos los fines de semana, y claro, nos gusta acompañar con la camiseta oficial, la banderita oficial, nos jugamos una quinielas y si el partido no es en casa no pasa nada, lo vemos de pago por canal satélite o nos vamos al bar a verlo con los amigos. Todo para que los pobres jugadores puedan seguir cobrando a fin de mes. ¿O de donde creen que salen los miles de millones de euros que manejan los clubs?
Ayer mismo se jugó la final de la Copa del Rey, o del Rey de Copas como rezaba alguna pancarta en el campo. A la entrada de Don Juan Carlos y de Doña Sofia en la tribuna y, mientras por los altavoces sonaba el himno español, aficionados de ambos equipos daban la espalda al rey y abucheaban hasta hacer imperceptibles los acordes de la música, más tarde, una vez finalizado el encuentro, varios exaltados atacaban a la policía en Barcelona causando importantísimos destrozos en el mobiliario urbano. Pero esto es el fútbol, un deporte de hombres, por eso a estas horas, ni directivos del Bilbao ni directivos del Barça han repudiado estos actos, que digo yo, si tanto les molesta el rey y si tanto exhibían pancartas de “adiós España” ¿por qué no devuelven la copa? ¿Para que siguen jugando la liga ESPAÑOLA de fútbol? A claro, esto va a ser como el caso de la deportista Arantxa Sánchez Vicario, que representaba a España en el tenis, viajaba a costa de la federación española, participaba en la olimpiadas, pero luego fijaba su residencia en Andorra para no pagar impuestos en nuestro país, y que no es ella la única oiga, deportistas, cantantes de esos que nos cobran el canon, actores de nos llaman “nación de m…” vamos toda una fauna de aves de rapiña a la que los “fans” vitorean, aplauden e idolatran, y por los cuales, como poco, se parten la cara con otros “fans” un domingo sí y otro también.

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“¿Qué miráis vosotros? No sois más que una pandilla de cretinos. ¿Y sabéis por qué? Porque no tenéis huevos para ser lo que quisieráis ser. Necesitáis personas como yo, necesitáis personas como yo para poder señalarlas con el dedo y decir: “Ése es el malo”. Y eso ¿en qué os convierte a vosotros? ¿en los buenos? No sois buenos. Simplemente sabéis esconderos, sabéis mentir.
Yo no tengo ese problema, yo siempre digo la verdad, incluso cuando miento digo la verdad. Así que dadle las buenas noches al malo. Es la última vez que vais a ver a un malo como yo.”

(Al Pacino "Scarface")